sábado, 23 de enero de 2016

Balotaje 2015. El voto como hecho (más o menos) de 'clase'. Vol II. Las Provincias

Partiendo de una tendencia general, ya constatada y conocida; es lícito preguntarse si tal tendencia vale para todo el país. Es decir, si la asociación que observamos entre el nivel socioeconómico que imputamos a los votantes y el voto a las fuerzas políticas en disputa en el último Balotaje, es una fotografía relativamente estática a medida que analizamos esta vinculación en cada jurisdicción del país. Si es un fenómeno que se evidencia, social y electoralmente hablando, bajo una fisonomía homogénea. En síntesis, preguntarse cómo se vota en las provincias?



La división 

Sin profundizar sobre el tema (no es la idea ni el objetivo de este post), Argentina está atravesada por tradiciones políticas comunes, aunque, en algunas zonas, terrtorialmente especificas. También, sus provincias, poseen características puntuales, mediatizadas por procesos históricos (principalmente) productivos. Cuando hablamos de 'las provincias', es inevitable remarcar (otra vez y siempre) lo que supone la extensión y, fundamentalmente, la distribución demográfica y diversificación (o su inexistencia) productiva del país. 

 


Concomitantemente, estos atributos son los que determinan y dan forma al cuerpo socioeconómico de estas sociedades. A medida que trabajamos los instrumentos y las métricas que miden este tipo de fenómenos (en este caso, la dimensión socioeconómica en un Índice), comenzamos a observar las diferencias, los matices, las concentaciones y el orden territorial de los distintos grupos y colectivos de nivel socioeconómico. Vamos a decir una obviedad: las características, la cantidad y la distribución de los distintos grupos de NSE (bajos, medios, altos) difieren notablemebte en las regiones del país. Es el factor que elegimos para intentar explicar los resultados electorales, por lo que esperamos algunas variaciones respecto al general.

Si volvemos a mirar la tendencia general (nacional) del voto, la correlación socioeconómica es clara y significativa. Si en vez de trabajar con promedios, lo hacemos con los valores de los CdV ganadores (por fuerza política), vemos que la tendencia, como es de esperar, es la misma pero nos permite ver una zona 'media' (para un lado y otro) que es un territorio bastante disputado y (partiendo de la mediana del puntaje en bruto del Índice, y no ya discretizado en grupos) probablemente más 'derechizado' (voto a coalición Cambiemos) que peronista. 
Este grupo, colectivo bastante definido en términos socioeconómicos (tiene puntaje, tiene asignado grupos, se pueden mensurar sus atributos, etc), pero bastante indefinido en otros aspectos, es el sector donde vamos a poner el foco. Como base o referencia, como punto o distancia, su comportamiento dista de ser homogéneo en las regiones del país y es allí donde empieza a explicarse algunos parámetros de los resultados de noviembre.
 
Las provincias


La idea de trabajar, en este tramo, la caracterización socioeconómica como puntaje bruto, fue precisamente para poder captar estas diferencias no tan nítidas bajo la agrupación en grupos (esquema G1 - G7). 
Como muestra el gráfico doble de burbujas (superior), en lo que respecta al FpV, las provincias a la izquierda de la mediana de puntaje (menos NSE) son las que tienen los mayores porcentajes de voto ganador (Santiago del Estero, Formosa, Chaco, Salta, San Juan, etc). Se apartan de este patrón las provincias patagónicas (con mayor NSE). Por el lado de Cambiemos, CABA es el caso representativo in extremis, dado que las provincias con niveles similares del mismo voto ganador, están muy lejos en términos de NSE, como Córdoba, San Luis, La Rioja y, caso extremo contrario (y paradójico), Jujuy.


Entonces, el patrón provincial del voto tiene las tendencias que podríamos esperar. Provincias más 'pobres' o más 'ricas' o más o menos periféricas, se han inclinado históricamente por el peronismo o por fuerzas políticas alternativas a este movimiento, respectivamente. Si bien reconocemos algunos casos dignos de mención (como Jujuy, con niveles similares de voto a Cambiemos que CABA pero en las antípodas en términos de NSE), podemos identificar conglomerados de provincias con similares características, socioeconómicas y de resultado electoral, es decir, políticas.

Si vamos a los promedios de voto ganador (FpV o Cambiemos) por grupo de NSE en cada provincia, se aprecian claramente las tendencias del porcentaje de voto. Estas tendencias  forman 'pinzas' en la sumarización para las proporciones de voto. En la 'pinza' general (resultados total país), las tendencias de las dos fuerzas políticas (cada una  correlacionadas positiva y negativamente con el INSE) se intersectaban en el grupo medio (G4), casi en un 50-50
La forma de la 'pinza' es la que nos muestra la forma en que se vota en cada provincia, es decir, cómo se disputa y manifiesta el voto de 'clase'. Y en esas formas, es el punto de intersección, es decir, en qué grupo de NSE la tendencia general se da vuelta. En qué grupo comienza a diferenciarse socialmente el voto en cada zona del país.

Analicemos algunas provincias (en los gráficos, los grupos NSE comienzan en el G2 porque el G1 son zonas de extrema pobreza y solo hay 3 CdV en todo el país en una zona con esas condiciones. Se calculó el mismo -puntaje- INSE para todo el país, de manera de otorgar representatividad plena al territorio). 
En CABA, las líneas de los porcentajes de voto ganador por grupo no se intersectan, Cambiemos gana (en promedio) en todos los grupos de NSE. Aunque hay que destacar que los grupos 'medios' porteños (tal vez contrariamente a nuestro prejuicio(?)), son los más votan al FpV (en términos relativos dentro de esa fuerza, claro).
Buena Aires (con GBA) parece representativo (un poco corrida hacia la derecha -G5) de la tendencia nacional, donde las fuerzas se cruzan en el grupor medio.
Cordoba, Santa Fe y Mendoza nos muestran dos comportamientos electorales similares, aunque con sus matices. En estas provincias la 'pinza' se abre tempranamente, evidenciando que los grupos de bajo NSE ya se están inclinando por la centro-derecha, cosa que no sucedía en los datos (nacionales y provinciales) que veníamos analizando (salvo un caso atípico como Jujuy). Sin embargo, dentro de este movimiento común entre estas tres provincias, en Córdoba la brecha se ensancha a medida que subimos el NSE. En Santa Fe y Mendoza, si bien sube (y de manera constante), parece haber una tensión que evita que la brecha sea tan pronunciada. Entonces, esquematizando la geometría, el ángulo de apertura de la 'pinza' (nombre que le pusimos a la forma de la tendencia) va en relación directa a la inclinación conservadora (electoralmente hablando) de una población determinada.
Salta vota muy similar a Buenos Aires, siendo los grupos medios los que parten la tendencia. Tucumán corre el cruce de las tendencias de voto ganador a la derecha, siendo el G5 (algo así como un grupo 'medio alto' o 'pequeña burguesía') donde comienza a ganar y a separarse la coalición de centro-derecha.
Santiago del Estero repite la particularidad de CABA de no poseer intersección de proporción de voto en las fuerzas políticas en los grupos NSE. La diferencia es en la forma: CABA mantiene una forma de campana donde los extremos son de centro-derecha y en Santiago se ve una profundización de la tendencia general pero sin que en ningún grupo gane la centro - derecha. Si bien baja con el NSE, en todos los grupos triunfa (en promedio) el peronismo.

Guerra de Posición


Si trascendemos el promedio del voto ganador (las 'pinzas') y vamos a los porcentajes reales de voto de los CdV en las provincias, podemos apreciar el comportamiento de las tendencia como también los casos 'disonantes' y los extremos.
En CABA es clara la tendencia del voto y su NSE. Pero también vemos los casos de voto a Cambienos en estratos bajos como los votos ganadores a FpV con NSE superior a la madiana del puntaje (tirando a 'medio'/ 'medio-alto'). 
En Córdoba no hay chances de sorpresas y mucho antes del mediodía del NSE es abrumadora la presencia de los puntos amarillos (voto ganador a Cambiemos). Claramente hay un apoyo cuasi total a la centro - derecha y la tendencia nacional se rompe en términos más radicales que en CABA.
En Jujuy también se percibe claramente esa 'fuga' de los sectores de menor NSE hacia Cambiemos. Además de una zona media claramente amarilla. 
Finalizando la línea superior de gráficos de provincias Cambienos-friendly, tenemos a Mendoza, con un comportamiento similar, aunque menos radicalizado que Córdoba, con una presencia 'temprana' de Cambiemos, disputando los sectores medio - bajos y medios al voto de FpV. Claramente crece el porcentaje de voto (patrón recurrente en las demás) de Cambiemos a medida que crece el NSE.
Las provincias de la serie de abajo, cumplen, con sus matices, la tendencia general (nacional). Sectores 'bajos' y 'medios' mayoritariamente peronismtas que van perdiendo presencia a medida que vamos subiendo en el NSE. Lo particuar allí es la distribución y 'amplitud' del rango del puntaje de NSE. La amplitud de los puntos (la dispersión en el rango del puntaje) nos muestra provincias más o menos desiguales (en términos de NSE). Formosa y Chaco son similares tanto en sus estructura social del voto como en la dispersión de sus NSE. Chubut parece una provincia con mayor homogeneidad SE y Salta es el paradigma de la distribución cuadrática del voto (forma de herradura), donde se cumplen los supuestos generales de distribución del voto ganador (azul/ amarillos) a medida que vamos ascendiendo en el NSE
De todos los gráficos (con sus diferencias leves o notables), lo que es digno de mención es la gran disputa que existe, en muchas provincias, del voto ganador, en las zonas media-baja/media/media - alta. O en esa cosa tan compleja, denominada 'sectores medios'.

El interior del Interior 

Volvemos al factor demográfico. Y del factor demográfico, al de la distribución.
Como pudimos constatar, no se vota igual en todo el país. También vimos que el voto 'de clase' posee características (zonificaciones) generales que se repiten a lo largo del país pero que en otras zonas, se rompe. Ésto, si lo analizamos con las concentraciones demográficas al interior de las provincias (con la formación de una y a veces dos grandes urbes), nos invita a pensar que, si hay un tendencia general que se cumple pero que también se rompe, y que si hay fotografías 'de clase' del voto en cada provincia, probablemente en alguna (pocas o varias) existan zonas, ciudades (medianas o grandes) o regiones, donde se pueda conformar o tornar contraintuitiva a la tendencia general provincial (y/o nacional, dependiendo de cada provincia).
No estamos haciendo otra cosa que aumentar el zoom sobre los patrones sociales (y geográficos) del voto.
Analicemos (cuando no...) Buenos Aires. Ya vimos y explicamos que esta provincia vota como el país en términos de 'clase'. Es decir, tiene un patrón de voto similar al general.  
Cuando analizamos el mapa electoral de Buenos Aires, encontramos dos zonas con marcadas diferencias (en gran parte socioeconómicas y) electorales. Es notable la diferencia entre el patrón del voto de GBA (Conurbano bonaerense) y el 'interior' de la provincia. 




Estamos comparando dos zonas radicalmente distintas en cuanto a su comportamiento electoral y socioeconómico. Pero casi 7 de cada 10 bonaerenses vive en el GBA...
Por tal razón, si analizamos Buenos Aires sin GBA (y a la inversa), tenemos dos 'provincias' que se pueden acoplar perfectamente a los dos grupos de provincias que analizamos más arriba. Incluso dentro de GBA hay una zona (norte, y en menor escala, algunas ciudades/localidades/barrios del 1° cordón) donde se rompe el matiz del 'voto conurbanero'.
A partir de las zonificaciones (en el mapa superior, potenciadas en la simbolización circulo más grande = más de proporción del voto) del voto, la zona norte del GBA vota como el interior de la provincia y algunas zonas periféricas de ciudades grandes del interior bonaerense, tienen un voto similar al conurbano.



Buenos Aires sin GBA es una provincia con niveles promedio de NSE más altos que si incluimos a la conurbanización bonaerense. También cumple con el patrón de provincias como Córdoba, Mendoza o CABA, con una abrumadora mayoría de voto a la derecha, incluso debajo de la mediana de NSE. Es decir, allí también existen zonas donde los sectores populares se inclinan a la coalición Cabiemos.
Por el otro labdo, el GBA cumple los patrones de provincias más 'populares', como las del norte o Patagonia. En términos de NSE, se parece más a las del norte y en el voto a las patagónicas. Está muy marcada la división del voto a medida que pasamos los sectores 'medios'. También existen pequeños conglomerados de grupos con alto NSE que votan al peronismo.
La pregunta ahora apunta a si Buenos Aires es un caso testigo de otras zonas del país. Si se producen estas diferencias tan marcadas al interior de otras provincias. Existen otras zonas donde es tan fuerte la tensión territorial de un centro y su periferia? Estas tensiones se producen en las grandes urbes del 'interior' del país? En todas? En cuáles sí y en cuáles el voto es homogéneo y transversal a la 'estructura de clase' existente?
Veremos
  

 NdA: Este post también posee la invalorable colaboración del sociólogo viedmense Santiago Barandiarán.



jueves, 7 de enero de 2016

Balotaje 2015. El voto como hecho (más o menos) de 'clase'. Vol I. Inducción.

En este post (y en sus siguientes entregas) vamos a analizar los resultados del Balotaje de las elecciones presidenciales de noviembre de 2015.
El propósito (además de evitar la exposición de información conocida, y en algún punto, trivial) es avanzar en el análisis de los resultados de esta elección, focalizando la atención en la distribución y la asociación de los resultados con algunos factores intervinientes. Estos factores son geográficos (en distinta escala) y socioeconómicos (SE).

Los datos, los resultados. La justificación

Los análisis que se presentan a continuación fueron generados a partir de matrices de los resultados por Mesa y Centro de Votación de todo el país. La base territorial son los radios censales (urbanos) provistos por el INDEC. Como el objetivo último es vincular el voto con la noción de lo socioeconómico, se utilizó la zonificación del Índice de Nivel Socioeconómico (INSE) ya trabajado en este blog, basado en el CNPyV 2010.

Números más o menos finos (este trabajo está sostenido en los resultados provisorios), el 25 de noviembre votaron 25.149.798 de personas en 13.575 Centros de Votación (CdV). Obviamente hay una autocorrelación entre la carga demográfica de cada jurisdicción y la distribución de los Centros de Votación. En el análisis de los resultados de una elección existen, al menos, dos ejes a tener en cuenta en un primer nivel de desagregación: la distribución y el peso de cada jurisdicción.




En una instancia general, la relación entre estas dos cantidades, es el primer indicio del tono de los resultados. Esta lógica se profundiza una vez que vamos desagregando territorialmente los resultados.


Estos gráficos simbolizan las dos variantes. El peso relativo de cada provincia (a la postre y vinculado con la segunda, 'el peso del voto') y la distribución geográfica del voto (las 'zonas de concentración'). 
El primero muestra, en el tamaño de las burbujas, el peso demográfico de cada provincia (evidenciando la macrocefalia bonaerense metropolitana, tan típica de nuestro país). También evidencia, dentro de una elección tan pareja y tomando en cuenta las referencias de tamaño, cómo inciden en un resultado final tener provincias 'medianas' dentro del >50% en una fuerza política determinada (Caso como el de Santa Fé, CABA y Córdoba del lado de la coalición Cambiemos).
La segunda imagen simboliza la distribución del 'voto ganador' en cada Centro de Votación (CdV), para la totalidad del territorio nacional y para (cómo no!) AMBA. A primera vista, la distribución espacial del voto (ganador) no parece aleatoria. Es decir, no parece que la distribución esté 'mezclada', sino más bien, se evidencian zonas consolidadas (con mayor o menor nivel de desagregación geográfica) con un común denominador de voto ganador (sea azul/FPV o amarilla/Cambiemos).

Si observamos el mapa general del país, el 'manchón' de Cambiemos está presente en la vieja zona productiva denominada Pampa húmeda, siendo 'azul' el resto del país en su inmensa mayoría (el 'interior'). Si hacemos zoom sobre los mismos resultados (mapa derecho, AMBA), la mancha amarilla está presente en casi toda CABA con derrames claros al norte, en el oeste y algo en el sur (siempre dentro del 1° cordón, claro). A medida que nos alejamos del centro, es decir, nos conurbanizamos, las zonas consolidadas del FPV son mayoría.
Más allá de interpretaciones al estilo unitarios vs federales o centro vs periferia, estas imágenes son (las primeas y generales) muestras de la zonificación del voto o al menos del voto como fenómeno no azaroso en términos regionales.

Justamente es la distribución en esta imagen la que nos hace preguntarnos por qué existen estas zonificaciones. Por qué existen zonas (más o menos extensas) donde el voto es homogéneo. Cómo son esas zonas? Cuáles son sus formas sociales? Y sus límites? Y por qué existen esos límites?
A fin de cuentas, no dejan de ser indicadores de la pregunta originaria: por qué la gente vota como vota?

El patrón social del voto?

La asignación de atributos a personas/ hogares enmarcadas en un territorio, si bien finita, puede tornarse inabarcable. De todos los posibles (o conseguibles para mapear), qué factores podrían explicar (al asociarlos) la distribución zonificada del voto? 
Al interrogar el voto como un hecho social, (relativamente) de clase, estamos vinculando el hecho de votar (y a quién, a que simbología, bajo qué cálculo, interés o emoción) a la identificación socioeconómica.
La 'clase social' (término tan bizantino como extendido en el lenguaje coloquial) como factor constituyente y explicativo de la acción social o individual está muy presente, directa o indirectamente, en toda literatura de análisis político. Es la 'base' implícita por donde comienza cualquier explicación sobre la constitución política de los grupos.

No es la intención de este post (y sus sucesivas entregas) profundizar histórica y teóricamente la asociación anteriormente comentada en nuestro país (temática que trasciende el contenido y el propósito de este tipo de análisis). 
Sin embargo, dadas las características de la última elección presidencial (una inédita segunda vuelta a elección de presidente, un resultado tan parejo, zonificaciones tan nítidas -en una primer mirada general- y con proyectos tan marcadamente antagónicos en lo programático, en lo discursivo e ideológico), el factor socioeconómico es un parámetro sobre el cuál podemos explicar no sólo algunos espacios de configuración territorial del voto, sino también algunas 'confirmaciones' como 'contradicciones' o tendencias 'contraintuitivas' en la acción del voto.
Entonces, la nociones de 'clase' o de caracterización socioeconómicas, más que buscar confirmar o refutar el hecho del voto como un hecho interpretativo de clásica mecanicidad economisista, trabaja como parámetro de equilibrio que, a su vez, puede confirmar o no lo primero.




En este sentido, el recorte del mapa de AMBA nos permite visualizar la asociación de dos factores, de dos cantidades y atributos: la distribución de grupos socioeconómicos (7 grupos. Verdes: alto/ amarillo: medio/ rojos: bajo) en el territorio (hogares sumarizados por radio censal) y el partido ganador en cada CdV. 
A grandes rasgos, las zonas de mayor nivel socioeconómico son las que concentran los CdV anarillos (Cambiemos). A medida que vamos pasando de radios censales amarillo a rojos (bajando de NSE, en disntinta intensidad) los CdV son azules (FpV). El espacio está zonificado según el nivel socioeconómico de los hogares (es decir, no es aleatorio su ubicación) como también el patrón del voto 'ganador'.
Pongamos como ejemplo de esta correlación a CABA (como en la zona norte del 1° cordón). Es claro como se evidencia esta asociación distributiva. La homogeneidad socioeconómica norte-centro con el voto a Cambiemos tiene sus límites en barrios del sur de la ciudad (Lugano, Soldati, sur de P. Avellaneda, sur de Flores, sur de Barracas y sur de La Boca). Allí cambian concomitantemente el matiz socioeconómico de los hogares con el patrón del voto ganador (de mayor a menor INSE y de Cambiemos a FpV).
Si observamos las distintas regiones del Conurbano, se puede apreciar la repetición de este patrón.




Las zonas de relativa homogeneidad socioeconómica (gamas y tonos de un mismo color) son correlativas con el 'color' del voto ganador. Esquemáticamente, en las zonas de mayor NSE gana la coalición Cambiemos y a medida que pasamos del verde claro al amarillo y al rojo (es decir, descendemos en la escala socioeconómica) los CdV son del FpV.
En este sentido, en el partido de La Matanza (oeste), jurisdicción tradicionalmente peronista y donde ganó el FpV, la concentración de voto ganador de Cambiemos se dio en las zonas de mayor NSE (Ramos Mejía en su totalidad y subzonas de la parte fronteriza con CABA). El resto del partido, más homogéneo en términos de NSE (bajo), también lo es el en voto (inmensa mayoría al FpV). En Quilmes (sur), no se vota igual en el centro (mayor NSE y voto a Cambiemos) que en Ezpeleta, Solano o Quilmes oeste, zonas con menor NSE y donde gana FpV. Lomas de Zamora (suroeste) se zonifica en Lomas centro, Turdera y Temerley, con los mayores NSE y donde Cabiemos es mayoría. El panorama (social y electoral) cambia cuando nos trasladamos hacia Banfield y Fiorito (FpV). Finamente, en Vicente López (norte) vemos un caso de homogeneidad territorial y de resultado electoral, total. Una jurisdicción con, en promedio, elevado NSE donde gana Cambiemos en todos sus CdV.

Del mapa a la matriz

Entonces, existe un patrón general de 'clase' o socioeconómico en el voto en las últimas elecciones? Al parecer, por lo visto en los mapas de AMBA, existe una asociación entre el voto hacia la centro-derecha por parte de los grupos con mayor nivel socioeconómico como una inclinación hacia la propuesta de centro-izquierda en grupos a medida que decrece el NSE.
Esta aparente asociación se replica en todo el país? Es tan lineal la tendencia del voto? Si bien las imágenes de los mapas nos muestran un indicio de la distribución del voto en un territorio con características (socioeconómicas) determinadas, no es un insumo suficiente para contestar este tipo de interrogantes generales ni cuantificar este tipo de asociaciones. El escenario de operaciones de este tipo de procesos debe ser necesariamente una matriz de datos que pueda conjugar los resultados electorales con las características socioeconómicas de la población votante. Debemos pasar de la imagen a los datos estructurados.
El supuesto y el sentido que subyace para generar la matriz, es la estructura del voto parroquial. Es decir, la suposición de que una gran parte de la población reside cerca de su CdV (los padrones electorales se han reestructurado en este sentido). Por lo tanto, la característica general de la población que reside próximamente a un CdV determinado, puede ser traslada al mismo. Ejemplo esquemático: en la UCA (86% Cambiemos) votan los chetos residentes en Puerto Madero (Comuna 1), zona de las más elevadas en términos SE (socioeconómico) y en la Escuela n° 198 (79% FpV) de Virrey del Pino, La Matanza , es un CdV ubicado en una zona con características SE más bajas.



La estrategia de vinculación de matrices otorgando el matiz SE a los CdV (y por lo tanto a sus votantes) la realizamos mediante un geoproceso que genera buffers alrededor de los CdV 'recortando' el territorio circundante (en este caso 500 mts a la redonda). Los radios censales recortados ya tienen asignado la categoría del INSE con el que trabajamos. Según la cantidad de radios que contenga el recorte (buffer) se promedian los grupos de NSE y se le otorga a cada CdV el resultado del mismo. De esta manera, cada CdV refleja el NSE de su 'entorno' de votación.
La asignación de grupos del INSE a los radios censales de todo el país fue calculado para los radios urbanos. Esto implica que no se cubrieron la totalidad de los CdV donde se votó el 25 de noviembre. El recorte mediante el geoproceso anteriormente explicado, abarca a 11.475 CdV (85% del total) y los radios censales involucrados en los buffers abarca a 23.748.240 votantes (94% del total).



La cobertura del geoproceso es muy buena y como se puede apreciar en el mapa superior, los recortes guardan una  representación confiable de los matices SE del territotrio. Los números de cobertura final evidencian la distribución predominantemente urbana del país.
Finalmente, de ésto resulta una matriz donde se acoplan y complementan los atributos SE de los CdV con la información de su carga demográfica (autocorrelativa con la población, como expusimos) y los resultados electorales.

Inducción

Para cerrar esta primera entrega, y habiendo partido desde lo particular (y hasta de la microfísica censal), miremos algunos resultados generales sobre los resultados del Balotaje 2015 a nivel general, conjugados bajo la perspectiva SE que venimos trabajando. (En próximas entregas iremos desagregando territorial y jurisdiccionalmente los resultados).
Es conocido, asumido y hasta obvio que no todo el país 'vota igual'. Básicamente porque cada región está atravesada por distintas tradiciones políticas, históricas, ideológicas y son de distinta composición social. Sin embargo, tenemos la oportunidad de analizar si existe alguna correlación entre la inclinación hacia alguno de los dos proyectos políticos y este atributo.
En síntesis, a nivel general, existe hoy en Argentina una tendencia 'de clase' en el voto?



Vemos que la tendencia que habíamos observado en el mapa de la zona metropolitana (AMBA) existe a nivel nacional. Se confirma cuando promediamos los porcentajes de voto de cada partido al interior de cada grupo de nivel socioeconómico. Las líneas de cada partido con muestran las tendencias direccionales claras. Existe correlaciones significativas y muy fuertes entre los grupos de NSE y las dos fuerzas políticas (Positiva con Cambienos y Negativa con FpV).
La proporción de voto hacia la colación Cambiemos sube (de manera constante y sostenida) a medida que ascendemos en los grupos de NSE y la tendencia contraria se produce en los promedios de proporción de voto al FpV (las proporciones bajan a medida que ascendemos en los grupos de NSE).
La distribución de los porcentajes de voto en cada grupo toma forma de 'pinza' ('subiendo' o 'bajando' sengún pasemos de un partido a otro y de grupo de NSE), uniéndose en el Grupo 4 (punto medio), con promedio de voto no sólo muy similar, sino también clavado en la mitad (50% -  ejercicio interesante ver cómo cambia este valor del grupo medio en distintas zonas/urbes del país).

De todos modos, si bien nos muestra una clara tendencia 'social' general del voto en el país, al analizar la variabilidad de los porcentajes de voto a cada partido en cada grupo, notamos que estamos ante una tendencia cruzada, correlativa, mas no homogénea.

Los boxplot nos permiten visualizar que más allá de la tendencia general existente, mismos grupos de NSE, varían notablemente su porcentaje voto dentro de cada fuerza política
La serie nos está avisando que esa tendencia tiene una importante variabilidad (15 puntos promedio en toda la serie) pero que la mayor variabilidad se da en los grupos más bajos (y medios) que en los altos. Las medianas son claramente diferenciales entre los grupos (refuerza la tendencia explicada) pero los cuartiles inferiores y superiores (25 y 75%) son elevados en los segmentos/ Grupos 1 a 4 (bajos, medios bajos y medios), mostrando que son los grupos con mayor desvío en su porcentaje de voto. Vale decir, los grupos bajos - medios que votan (en general y en promedio), 'más' a un partido, dentro de esos grupos, hay colectivos que lo hacen en menor porcentaje. Ésto corre también en sentido inverso.
Ésto es un indicio de que la tendencia general no solo podría perder fuerza en algunas regiones/ provincias/ urbes, sino que hasta podría verse alterada y hasta tornarse contraria.
Es decir, el voto podría, en algunas regiones, al ser analizado con lógica de 'clase', ser esquemático o contraintuitivo. Veremos.





NdA: Este post (y seguramente sus suscesivas entregas) posee la invalorable colaboración del sociólogo viedmense Santiago Barandiarán.